sábado, 9 de febrero de 2008

Repercusión en los medios del juicio a los represores del Regimiento de Infantería 9

Medios de comunicación de varios puntos del mundo informaron sobre el comienzo del proceso oral a los responsables del centro clandestino de detención en el Regimiento 9 de Corrientes. La atención estuvo puesta por estos días en la presencia (y ausencia) de Cristino Nicolaides entre los acusados. En tanto, muchos medios argentinos destacaron la asistencia de Cecilia Pando, referente de los sectores sociales y militares que reivindican la dictadura, y los "cruces ideológicos" entre manifestantes.

Un ejemplo de la repercusión internacional del juicio es el cable de la agencia norteamericana Associated Press: "El último jefe del Ejército de la dictadura argentina y otros cinco oficiales retirados fueron llevados a juicio este martes por su presunta participación en detenciones ilegales y torturas a disidentes durante el gobierno militar" [traducción del texto completo]. Diferentes medios de América Latina —como el diario La Jornada de México o la red Telesur de Venezuela— tuvieron una lectura similar, que destaca la relevancia de Nicolaides en el entramado institucional del autodenominado Proceso de Reconstrucción Nacional. Desde este punto de vista, el proceso correntino se acercaría en importancia al juicio a las Juntas de los primeros años de democracia.

A su vez, la "ausencia del principal inculpado" —según señaló la agencia cubana Prensa Latina— fue otro de los tópicos en las coberturas de medios de afuera del país. "Nicolaides está ausente en el juicio, debido a que por razones de salud fue ingresado en una sala de terapia intensiva de un hospital de Córdoba en momentos en que cumple una condena de 25 años de prisión por delitos similares a los que vuelve a ser juzgado", explicó La Prensa de Panamá.

En tanto, buena parte de los medios argentinos se inclinaron por destacar la presencia de la esposa de un militar dado de baja por reivindicar la dictadura. "Pando comenzó su gira por el interior", tituló el diario porteño Página/12. También los "incidentes" entre familiares y amigos de los acusados y los manifestantes que apoyaban el inicio del juicio tuvieron un espacio destacado. "Se produjeron algunas corridas e insultos entre los miembros del grupo católico e integrantes de la organización H.I.J.O.S de desaparecidos, pero esos incidentes rápidamente fueron sofocados por los policías que formaron una valle humana y separaron a ambos grupos", relató Perfil.com.

Una lectura diferente tuvo el portal Periodismo.com, que destacó: "La presencia en el banquillo de los acusados del ex capitán Juan Carlos Demarchi despierta la polémica. Terminado el régimen, el militar se dedicó a la ganadería y ocupó un cargo notorio: la presidencia de la Sociedad Rural de Corrientes. Buena parte de la población lo critica y lo acusa de torturar y asesinar, mientras que otra porción lo defiende". También lo hizo la edición web de la revista Análisis Digital, que además reseñó la carrera de todos los represores.

Por su parte, el sitio Misiones On Line fue más allá y relacionó el inicio del proceso oral con la causa por torturas y desapariciones en la localidad correntina de Gobernador Virasoro. "Juicio a ex represores genera expectativas por 'Las Marías'", tituló. "De acuerdo con el trámite iniciado en el Juzgado Federal de Paso de los Libres, trabado en los últimos meses por sucesivas inhibiciones como la del juez Ángel Oliva, en ese establecimiento se produjeron desapariciones, torturas y persecuciones durante la dictadura, hechos por los cuales fue denunciado Adolfo 'Toco' Navajas Artazas".

viernes, 8 de febrero de 2008

Algunas instantáneas


A la salida de la primera audiencia, Taty Almeida, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, habla con la prensa.


Una pausa en la manifestación. Imágenes de algunos militantes desaparecidos, entre zapatillas, jeans y sandalias de los HIJOS.


Victoria Donda, nacida en la ESMA. Nieta recuperada y ahora diputada nacional.


Una militante interpela al cordón policial.


Con rosarios en alto, amigas y familiares de los represores defienden la tortura y la desaparición de personas.

jueves, 7 de febrero de 2008

La policía interpretó a su manera el juicio a los represores


Un abogado, militantes y periodistas reclaman explicaciones por la detención

La paradoja es tan evidente que hasta parece irreal. Sin embargo ocurrió este martes, a pocos metros de donde comenzaba el juicio a los represores del Regimiento de Infantería 9. Un integrante de la agrupación Barrios de Pie, que acababa de participar de la manifestación de apoyo al juicio, fue detenido por agentes de la policía de la provincia. Iban a trasladarlo a la comisaría por "averiguación de antecedentes" hasta que intervinieron otros militantes, el abogado Hermindo González y un grupo de periodistas.

Según explicaron los responsables de la detención, el joven estaba demorado por no tener el documento de identidad consigo y por "sospechoso". Ni los agentes ni el jefe del operativo, convocado al lugar para aclarar la situación, pudieron explicar de qué se lo acusaba. Así, mientras los policías insistían en llevárselo, González y la ex legisladora Araceli Ferreyra se aferraron a él para intentar liberarlo. El forcejeo provocó la reacción de los demás integrantes del movimiento barrial y la intervención de dos agentes de la ex Brigada de Investigaciones vestidos de civil.


Hubo forcejeos y corridas con la policía hasta conseguir la liberación del joven

Aunque finalmente el militante fue liberado, el incidente abre un interrogante sobre el contexto en el que ocurrió. Porque si los juicios a los responsables del genocidio durante la última dictadura significan el quiebre de una larga historia de impunidad, hechos como éste hacen pensar que poco y nada está cambiando. Es ingenuo pensar que la represión terminó con la recuperación de la democracia. Aunque más solapada, cobrándose víctimas que a nadie importan, ignorada por los grandes medios, la persecución a lo pobres, a los trabajadores y a los luchadores populares es una realidad.

En diciembre de 2001 una patrulla de la policía provincial fusiló a Ramón Arapí, con la represión a los "saqueos" de supermercados como telón de fondo. Sólo tres años después, agentes de la misma institución concluyó una razzia en el barrio Quinta Ferré matando a golpes al dirigente barrial Ramón Arce. En enero de 2006, tres chicos murieron a raíz de un incendio en la celda en la que se encontraban detenidos: los guardias prefirieron ponerse a salvo antes que dejarlos salir de su encierro.


Los policías de civil también hicieron "inteligencia" fotografiando a manifestantes

Aunque la enumeración de casos con víctimas fatales puede extenderse hasta el hartazgo, los abusos de las fuerzas de seguridad se repiten cotidianamente. Desde la inexplicable detención, hace pocas semanas, de un fotógrafo en las oficinas del Correo Argentino, hasta los "operativos" en los que diariamente se requiere documentación y se demora a motociclistas, la doctrina policial se basa en la inversión de uno de los principios fundamentales del Derecho: todos somos culpables hasta que se demuestre lo contrario.

Pero así como es necesario romper la tradición de impunidad, quizás es momento de comenzar a preguntarse para qué debiera existir la policía. Y aunque seguramente la respuesta será resultado de una construcción colectiva, antes debe quedar en claro cuál es el rol que ha tenido históricamente: el de ser autoridad moral y garante del orden social en resguardo de los intereses de los grupos de poder. Entonces la sociedad argentina podrá curar algunas de sus heridas y los juicios a los represores no quedarán como un "hecho histórico" que cambiaron algo para que nada cambie.

martes, 5 de febrero de 2008

Comenzó el primer juicio a represores en Corrientes

Como el "Correntinazo" de 1969, que antecedió al "Cordobazo", o el de 30 años después, que echó a tres gobernadores, Corrientes puso un nuevo hito en la historia argentina. Seis militares serán sometidos a juicio oral por aplicación de torturas, desaparición forzada de personas y una larga lista de cargos. Entre los acusados se encuentran el último jefe del Ejército de la dictadura, Cristino Nicolaides (que estuvo ausente), y un ex presidente de la Sociedad Rural de Corrientes, el capitán retirado Juan Carlos De Marchi.


Juan Carlos De Marchi ingresa esposado a la sala de audiencias (Foto de Leticia Gaúna y Víctor Ocampo)

Dicen las crónicas que De Marchi siguió la lectura de los cargos sin que se le borrara de la cara un gesto de soberbia y seguridad en sí mismo. Como si confiara en que la historia volverá a repetirse para que los represores de las luchas populares terminen sus días tranquilamente sin rendir cuentas a nadie. Como si este juicio (y otros más en el resto del país) no fuera una excepción en la larga historia de la impunidad argentina.


Organizaciones sociales y políticas acompañaron el inicio del juicio

Quizás lo más potente de este proceso es que significa una ruptura de lo que la sociedad ha aceptado tradicionalmente como natural e inmutable. Porque desde las matanzas de aborígenes en el Chaco y la Patagonia a los fusilamientos de obreros en las estancias de los grandes terratenientes, pasando por la "Semana Trágica", el bombardeo a Plaza de Mayo y la masacre de Trelew, hasta llegar a la represión en Corrientes en diciembre de 1999 y en Buenos Aires y otras ciudades en diciembre de 2001, sobran los ejemplos de crímenes organizados desde el Estado. En cambio, salvo aquellos ajusticiados por alguna bomba anarquista, ninguno de sus responsables ha sido juzgado jamás.

 
Militantes correntinos desaparecidos por la última dictadura militar

Para quienes llevan demasiados años viviendo y aceptando la impunidad, la reapertura de las causas a los represores de la última dictadura se les presenta como un regreso indeseable al pasado. Prefieren olvidar antes de preguntarse porqué el Estado recurre a sus fuerzas armadas para proteger los intereses de los hacendados, industriales y banqueros. Si embargo, los juicios son un regreso al futuro: una pequeña posibilidad de que nuestros hijos crezcan en un país donde nadie tenga miedo de rebelarse ante la injusticia.